Sábado 26 de Septiembre del 2009
Estos días parece como que el verano se resistiera a morir, en estos días regresaron después de una semana de tormentas los amaneceres despejados, el sol brilla y parece que calienta más que días anteriores; da la sensación que esta estación que nos deja diera sus últimos coletazos, nos da un tiempecito mas de regalo, como todo ser vivo resistiéndose a la extinción. A pesar de ser inevitable, por mucho que se niegue a morir, terminara sucumbiendo a su propia naturaleza; como todo lo que nos rodea en nuestra vida, nos resistimos a los cambios, nos enfurecemos y nos negamos a nosotros mismos a lo evidente de las cosas que no queremos que evolucionen, será por nuestra naturaleza de seres complejos. Incapaces de adaptarnos al entorno, siempre intentamos que el entorno se adapte a nosotros, será por el miedo a lo desconocido ya que estamos acostumbrado a lo mismo, incluso nos auto convencemos de no desear la rutina, odiamos la constante, pero cuando nos enfrentamos directamente a los cambios no los acogemos con los brazos abiertos; esto mismo le pasa a este ser imaginario, a esta estación veraniega que ya por muchos coletazos que pegue esta mas que condenada a la desaparición, a dejar paso al melancólico otoño, para finalmente convertirse en el temido invierno, para que el ciclo del planeta no termine rompiéndose, con el tiempo volverá cual ave fénix, siendo el mismo que en épocas anteriores, aunque nos empeñamos en creer que cada verano es uno nuevo; no somos capaces de ver, de sentir que no es más que una simple etapa de un mismo ser, ¡el clima!, que cada tres meses evoluciona a un estado diferente, como todo en la vida, no hay nada nuevo bajo el sol.
Me da por pensar en cómo ha ido el verano, digamos que no empezó mal, con muchas esperanzas puestas en mi nueva meta, retomar la vida militar, o mejor dicho, seudo militar, no fue mal, me esperaba algo diferente, algo más integrado en el ejercito, pero bueno tiempo al tiempo que esto no hizo más que ser el comienzo; después de aquello espera remontar en el resto de mi vida, sobre todo la sentimental, pero nada, como dice la ley de Murphy, si algo puede ir mal seguro que va peor, efectivamente he ido de mal en peor, y al final de este animal estival no es para echar cohetes, pero aun así no pierdo la esperanza de despertar un día y tener la sorpresa de ver un correo, un mensaje o una nota pegada al parabrisas de mi coche; un simple “te echo de menos” sería suficiente. Creo que soy de los pocos que ansia el final de esta estación, deposito nuevamente todas mis esperanzas en la siguiente, en el melancólico otoño, sueño con que todo cambie y por fin pueda decir que la vida me es diferente.
Aun tengo ese sueño, que todo me sonríe, donde echando la vista atrás pueda reírme de mi mismo comentando que nada malo dura eternamente, y que por fin mi vida se equilibra tomando un rumbo normal. La esperanza existe, el propósito lo tengo y la ilusión por un cambio es lo que me permite imaginar un otoño diferente, mi vida distinta a lo que durante años he tenido…
"Por muy duro que sea el camino, siempre hay una puerta abierta a la esperanza, por muy oscuro que sea el sendero al final siempre hay una luz... Enciende cada noche una vela y ponla en la ventana, acompañame en mis sueños hasta que la luz me llebe a tu lado, hasta que nuestros caminos se unan en uno".