lunes, 2 de noviembre de 2009

Lunes 2 de Noviembre del 2009


Bueno ya ha pasado otra semana en la cual si me fijo bien si que puedo afirmar que ha estado llena de sucesos, historias cotidianas llenas de vida; no son como me gustaría que fueran o quizás la realidad es que me hubiera gustado encontrar ese viento que impulse un nuevo rumbo a la nave de mi existencia; pero por alguna extraña razón me siento como un conductor parado frente a un semáforo eternamente rojo, pacientemente esperando el cambio del indicador mientras imagina el camino que le espera frente a él, imaginando lo que le espera en casa al final de esa solitaria carretera, imaginando los besos, caricias, susurros y palabras de amor que llenaran el tiempo que compartirá con esa persona que ansia su llegada, esa persona que solo existe en mi corazón, en mi mente, en mis sueños de soñador empedernido que se niega a ver la cruda realidad.

La horribilis realidad es la que nos rodea, donde las personas dejan de amarse y se hacen daño gratuitamente porque no se ciñen a los patrones que nosotros nos hemos forjado, esa cruenta realidad no es más que el reflejo del egoísmo que reflejamos en los que vemos que no son como quisiéramos que fueran, apartamos a esas personas que un día amamos siendo como eran pero que hoy dejamos a un lado por no ser como quisiéramos que fuesen; es la paradoja que va minando nuestros destinos, haciendo que sopesemos la vida que llevamos, cuestionándonos si el futuro nos depara algo mejor, y finalmente, nos llenamos de egoísmo lanzándonos a la búsqueda de ese viento que cambie el rumbo de nuestra nave, abandonando todo aquello que hasta hacia poco representaba la felicidad, quizás atraídos por cantos de sirenas; al igual que Ulises nos enfrentaremos a un sinfín de aventuras vacías, las cuales de lo único que nos servirán es para anhelar en ese viaja aquello que un día dejamos atrás.

Esto tan solo es una reflexión mía, un pensamiento que me ronda desde hace unos días, veo que estamos perdiendo la capacidad de lucha con criterio, creemos que cambiando de nave nuestra vida será mejor, perseguimos con fe ciega humo en el aire, cuando lo que tendríamos que hacer es luchar por reformar la nave que un día nos lleno de alegrías y momentos felices; porque finalmente estaremos frente a ese semáforo eternamente rojo imaginando lo que nos espera, navegando en un mar de nubes en busca del camino a casa, aquella que un día dejamos en busca de la felicidad. Solo espero que aquellos que están en esa situación se lo piensen bien, que reflexionen y no se dejen atraer por cantos de sirena, que no se embarquen para navegar por un mar de nubes.


Dicen que el destino es caprichoso, pero la verdad es muy distinta, los únicos caprichosos y mal criados somos las personas, el destino solo nos pone a prueba, pruebas que casi nunca superamos. Como he dicho ya en otras ocasiones, la vida es una puta que nos invita a jugar una partida de cartas, donde es la única capaz de hacer trampas y encima reparte las barajas.

Gracias Elena por dejarme esta y algunas otras fotos, no me cansare de decirte que eres increíble en todos los aspectos…