Yo soy de los que lloraron y se emocionaron con la película “que bello es vivir”, me creí que daba igual ser sordo de un oído, ser feo y desgarbado o ser pobre, lo importante es amar y ayudar a los demás, porque eso al final te recompensara con el amor incondicional; fui también de los que al final de ver “cuento de navidad” tenía muy claro que siendo tacaño, huraño y déspota, al final uno termina solo y triste; el mensaje nos quedo bien grabado desde pequeños (o al menos a mi), pero el mensaje miente, uno al final termina solo, sentado frente a la pantalla del ordenador escribiendo lo mal que se vive cuando no es amado, lo duro que es dormirse cada día pidiendo en su interior que mañana se produzca el milagro, recibir un mensaje en el móvil, un email al abrir el correo o una simple nota bajo la puerta; pero los días se han ido sucediendo uno tras otro, los meses se van acumulando consumiendo estación tras estación y al final, al final las navidades se van repitiendo en la soledad frente al ordenador aquí sentado, deseando que al despertar se produzca el milagro; “paparruchas”…
Lo único que saco en claro de todo esto, es que un tipo como yo, un individuo feo, gordo, calvo y con una peculiar forma de ser no se le cumplen los sueños; dicen que la vida es de los audaces y que la felicidad es para el que la persigue y lucha por ella, pues a mí ya no me quedan ganas de luchar e ir detrás de humo, me conformo con ser feliz con los míos, mis padres, mis hermanas, mis sobrinos, mis cuñados y unos pocos amigos; pero para llenar la otra mitad de mi alma, para eso como canta Lucia Galán “inventare amores de cristal”…
Ando a paso corto, arrastrando mis pies
sin un destino fijo
sin saber muy bien que camino sigo,
pensando en aquello que me contó mi amigo
¡en amor! En sentirse querido
en ese sentimiento que todo lo inunda
y que a todos alimenta,
les llena de alegría dando sentido a sus vidas;
en eso que todos necesitamos
pero que a mi se me hace complicado.
Siendo yo mismo, todo dándolo
siempre termino rechazado.
Ahora mirando atrás en mí camino
veo que nadie por mi a sentido un amor desenfrenado,
no pido un sentimiento desmesurado
tan solo desearía lo que todos tienen y llena sus vidas
alguien que me quiera y me quite esta apatía.
Una persona que me quite esta idea
que cambie la pregunta que tanto me ronda,
¿y a mi porque nadie me quiere?
¿por qué por mi nadie siente?
no paso de ser mas que un buena amigo
el que sabe escuchar a las mujeres,
el que en silencio ama y padece,
el que se arma de paciencia hasta agotarla
lanzándose al temor, enfrentándose
al fracaso exponiendo su amor;
para después caer en el abismo
en un pozo lleno de desesperación;
callo mi corazón con una caricia
unas simples palabras y un beso en mi mejilla,
acompañado de una daga envenenada
que atravesó mi alma hasta secarla;
¡que solo soy un buen amigo! ¡el mejor que a tenido!
y se supone que eso me a de consolar
que a de ser suficiente puesto que no hay
cosa más grande que una buena amistad.
Pero si eso es verdad, si eso a de darme felicidad
¿por qué arrastro mis pies al andar?
será porque no es amor esa amistad
solo es una excusa, una forma de no dañar.
Y seguiré caminando, seguiré escondiéndome
intentando que nadie se percate al verme caminar
pero cada día las mismas preguntas
a mi cabeza volverán
¿Por qué a mi nadie me quiere?
¿Por qué a mi nadie me quiere?
¿Por qué su amor me a de negar?
Os deseo a todos unas felices fiestas y que el próximo año os depare felicidad y amor; esto lo deseo de corazón, lo mejor y más barato que tenemos son los sueños, que eso no os lo quite nunca nadie. A pesar de mi negativa a seguir soñando, a ilusionarme y a creer en los pequeños milagros, deseo que algún día cambie y vuelva a soñar.
Quiero terminar esta entrada con un pequeño homenaje a un gran actor Robin Williams en su película “el hombre bicentenario”, se la recomiendo a todo el que quiera ver una buena película.
“Uno se alegra de ser útil”…
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