22 de Marzo del 2010
no se puede separar la vida del amor, y esta es como un viejo tango callejero, arrabalero y fugaz... donde ambos luchan por contener la pasión que en ciertos momentos se desboca y enloquece a quienes se dejan llevar, culminando en un llanto desconsolado por no poder olvidar es viejo tango callejero que marco sus caminos...
me pareció un buen comienzo para narrar esto que hoy me ronda por la cabeza; fueron tantas las mañanas, tantos fines de semana al despertar con esa música criolla que de alguna forma tendría que haber marcado mi infancia; pero pobre necio de mi, que por aquel entonces renegué siempre de mis orígenes por derecho de cuna. A un resuenan en mi cabeza aquellas notas de tangos y candombe que mi viejo ponía para amenizar las mañanas de los fines de semana en mi infancia, y que afortunadamente sigue con su costumbre de emigrante al que solo le quedan sus recuerdos y esa música que incansable repite uno y mil sábados, mientras ojea el periódico y se acompaña con las imágenes de la televisión muda, incapaz de competir con las notas musicales de toda una vida. Mientras desayuno, le imagino en su juventud, yendo de un lado a otro, siguiendo a aquellos tamborileros, emocionado y satisfecho acompañando a aquellos criollos entonando sus cantos, representando el carnaval de Uruguay.
Reconozco que no es música de mi devoción, que soy incapaz de sentir lo que el viejo siente nada más empezar a sonar las primeras notas; si tuviera que elegir, sin duda elegiría el Tango, esos cantos que como he dicho al principio, son imposibles de separar la vida del amor, cantos de almas perturbadas, doloridas, almas heridas por un amor desgraciado, bien sea por esa mujer que no han podido conseguir, por esa mujer que han perdido, o por el amor de su tierra lejana; y es ahí donde hago hincapié, cada vez que escucho al maestro de tangos, cada vez que tengo el placer de oír su voz recitando “volver”, la imagen que me viene es la de mis viejos, se me llena el alma de emoción y los ojos se me cristalizan al pensar lo que por sus corazones pasa cada vez que recuerdan a Gardel. Quizás sea por el comienzo de la primavera, que me hace sentirme algo mas melancólico si cabe, o simplemente porque necesito decirles que les quiero, que si algo ha marcado mi infancia han sido mis viejos, personas inolvidables, entrañables, lo mejor que me ha podido pasar en la vida; y si algo tengo que agradecerles es el amor incondicional que me han brindado, y eso, eso no lo canta ningún tango. Gracias por hacerme como soy… os quiero
http://www.youtube.com/watch?v=uEAq4c5h2Vw
No hay comentarios:
Publicar un comentario