Viernes 29 de Marzo 2013.-

Un viernes santo mas, un viernes que pasa sin mayor
transcendencia que la de ser una fecha señalada para millones de creyentes,
millares de personas saliendo a las calles en pos de su propia fe, devotos fervientes
de tallas perfectamente representativas de lo que un día, siglos atrás sucedió,
historias o fabulas contadas milenios antes y plasmadas por unos pocos en
papiros susceptibles de ser alterados a la conveniencia de otros; pero a pesar de
esas historias o fabulas representadas en dichas tallas, de indiscutible belleza,
las cuales nadie cuestiona ni un ápice, las calles de este país sin parangón,
se llenan de esos devotos, que aguantando estoicamente bajo los elementos, no
se cuestionan ni su fe ni esas fabulas que un día años atrás les contaron o
leyeron en algún lugar, que ya con el paso de los años hasta les cuesta
recordar; posiblemente en eso resida la
fe, en no cuestionársela, en seguir un sueño, una esperanza, o, una simple ilusión
por tener un destino al final del camino, sea como fuere, siempre me ha
parecido envidiable esas personas capaces de aguantar horas bajo la lluvia o tostándose
al sol abrasador, e inclusive esos que representan en carnes propias la crucifixión
real, rememorando el dolor y el suplicio de quien un día fue llamado rey de
reyes. Hoy por hoy me cuestiono mi falta de fe, me cuestiono mi falta de sueños
o esperanzas hacia, ya no tan solo el final de mi camino, si no al siguiente
paso, mi falta de ilusión por seguir andando, ya que hoy por hoy, me siento
otra vez, estancado, sentado como un día, años atrás, sobre una piedra
observando a la luna mientras las lagrimas resbalaban por mis mejillas; como
aquel día sigo siendo un niño sin consuelo, un corazón destrozado o un simple
juguete roto, atrapado en un baúl de unos recuerdos inciertos, que se confunden
con historias o fabulas difíciles de discernir; hoy por hoy, que ya me falta
ese apoyo que tenía en un ser tan especial, en una persona maravillosa que
siempre tenía una palabra de consuelo para mi, esa madre que todos han soñado
tener, y que yo tuve la suerte de contar con ella a mi lado, esa madre que bajo
el amparo del anonimato dejaba palabras de consuelo en mi block, como si de un
extraño se tratase, para así hacerme más fácil volver a fingir delante de ella
que no me pasaba nada, son en estos días que noto su ausencia como una punzada
de acero frio en mi corazón, que volví a fracasar en un intento por conseguir
el amor; volví a abrir me maltrecho órgano sentimental para terminar rompiéndose
más aun si cabe, pero en esta ocasión ya no tendré las palabras de consuelo, ya
por mucho que espere recibir un correo de un tal anónimo, diciéndome que de
todo se sale, que un nubarrón en el cielo no cubre el sol, ya no recibiré ese apoyo
incondicional de mi MAMA, que escondiéndose tras la pantalla de su ordenador
lloraba en silencio el dolor de mi corazón destrozado; hoy me siento mucho mas
solo de lo que nadie podría sentirse. Hoy me falta la fe, la esperanza, la ilusión
de todos esos fervientes seguidores de la semana santa, que como he escrito
antes, esperan estoicamente el paso de su representación bíblica aunque solo
sea un minuto; igual que ellos yo desearía por un instante volver a oír su voz,
sentir sus besos y esa forma de decirme que todo irá bien, o simplemente
recibir ese correo con el cual hacia que volviese a creer en el amor, ese amor
que por alguna extraña razón se me ha negado siempre.
Pasara este viernes santo, pasara esta semana de fe, sueños
y esperanzas, retomare mi vida de donde un día de no hace mucho, deje
estancada, como aquel niño sentado en el camino; retomare el andar de mi
camino, seguiré mis pasos por la senda de mi destino en soledad, con la compañía
de aquellos que se acerque como amigos, compartiremos risas, amarguras y
vivencias, pero hoy por hoy renuncio a que nadie más me destroce el corazón.
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