jueves, 4 de marzo de 2010

Jueves 4 de Marzo del 2010




Es curioso pero cuando uno necesita encontrar el camino cree ver señales por todas partes; mientras escribo estas líneas voy mirando “cosas que hacen que valga la pena vivir”, no es más que una película española donde los protagonistas intentan encontrar el camino hacia una vida que valga la pena vivirla; yo me centro mas, como es normal, en el protagonista, un tío simplón, intentando creerse algo especial, quizás como todos, un pobre hombre intentando demostrarle a ella que vale la pena intentar comenzar una relación, quizás como todos; sin reparar que uno no puede dar lo mejor de uno mismo si no es capaz de perdonarse a sí mismo y marcar un punto y aparte, quizás… como todos. Esto me hace volver al principio, “cosas que hacen que la vida valga la pena” casi podría decir que en mi caso sería una lista prácticamente interminable, porque para mí esas cosas son diferentes según el momento, según las circunstancias, según el color del cielo al despertar; esas mismas cosas me llevan a darle vueltas a lo que me ronda la cabeza toda esta semana, hace un año por estas mismas fechas me encontraba en Campo soto, un centro de adiestramiento, a donde fui a parar por huir, por salir corriendo de mi propia vida, en pos de lo que en aquel momento creí a pies juntillas la solución a todos mis problemas, la panacea de mi camino arduo y descalabrado; mas allá de la solución, que pronto me di cuenta que no sería esa, encontré algo mucho más importante, encontré algo que jamás hubiera pensado encontrar entre aquellos muros y vestidos de verde; un grupo de hombres y mujeres que me costara dos vidas olvidar, desde el primer día aunque no con todos forjamos una amistad limpia, sincera, como pocas puede uno encontrarse a lo largo de su camino, quizás porque nos encontrábamos en el mismo punto todos o porque quizás nos junto el mismo sentimiento hacia tan noble institución, o simplemente, por la distancia de los seres queridos, sea como fuere, esas personas se me pegaron a corazón y en estos días es cuando más les echo de menos, en estas fechas es cuando más recuerdo cada segundo de aquellas dos semanas, en aquel cuartel en tierras gaditanas, donde fui a pasar las dos semanas que representarían un punto y aparte en mi vida, y sin quererlo se convirtieron en un nuevo capítulo, en personajes que me acompañaran el resto de mi vida sea cual sea el camino que tenga que recorrer.

En nuestro primer aniversario de promoción os doy las gracias a todos y cada uno por las horas vividas allí, por esas tardes de café en la cantina, por esas noches de risas antes de dormir en la camareta, por los paseos por la explanada frente a los dormitorios o simplemente por compartir un cigarrillo sentados en un banco de madera al pie de una farola de luz amarilla esperando la hora en que se abrían las puertas del comedor.

No voy a enumeraros a todos para agradecer todos y cada uno de los segundos que compusieron aquellas dos semanas, así que simplemente agradeceré a la 2ª promoción de Marzo del 2009, besos y abrazos para todos, sin vosotros nada de aquello hubiera sido lo mismo.

Y a mí mismo si tengo que enumerar “cosas que hacen que valga la pena vivir” en estos momentos, sin dudarlo, en estos momentos de rememoración, fueron ellos, esa segunda promoción del 2009, que guardo en un lugar muy especial en mi corazón; quizás mañana podría afirmar que simplemente el despertar y asomarte a la ventana ya hace que valga la pena vivir la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario